domingo, 29 de enero de 2017

PODER MILITAR S XXI

La milicia es la institución más antigua; tiene un origen ancestral antropomorfo, es decir, anterior al propio ser humano. La depredación es tan natural como cualquier ser vivo, incluso se da a nivel bacteriológico y viral. Es un hecho probado por la Biología, depredar es el origen del ejército, es la violencia causa, las armadas defensivas son violencia efecto. Cuando el ser humano empieza a formar grupos nace la milicia; por esto tiene raíces sentimentales, religiosas y culturales. Por todo esto es la ideología más difícil de cambiar.



El  Militarismo sostiene que la cual la fuerza militar es la fuente de toda la seguridad. En su forma más leve se postula a menudo con argumentos muy variados, para justificar la preparación militar de una sociedad, todos los cuales tienden a asumir que la «paz a través de la fuerza» es la mejor o única forma de conseguir la paz. Su política se resume en el aforismo latino «Si vis pacem, para bellum» («Si quieres la paz, prepárate para la guerra»). El militarismo esta en oposición directa con los movimientos por la paz de los tiempos modernos. Históricamente, el término se utilizó haciendo referencia a estados específicos implicados en el imperialismo,
Todavía en los primeros lustros de este siglo se acepta universalmente el  Poder duro,  un concepto que es principalmente usado en las relaciones internacionales, y que se refiere al poder nacional radicado en los medios militares y económicos. Es usado en contraste con el término  Poder blando , que se refiere al poder con origen en la diplomacia, la cultura, y la historia.1El término poder duro describe la capacidad nacional de presionar o inducir a otra nación a adoptar un determinado curso de acción. Ello puede ser implementado por el poder militar, que podríamos asimilar a diplomacia coercitiva, guerra, y/o alianzas. Se usa la amenaza de la fuerza con el objetivo de coartar, intimidar, o proteger. El poder económico puede ser usado alternativamente, como medio de ayuda, o para sobornar, o para sancionar.2Los dos más recientes  ejemplos de uso del poder duro que podrían mencionarse son: (1) La invasión estadounidense del año 2003 a Irak; (2) El control que una superpotencia como Estados Unidos puede ejercer sobre la mayor parte del mundo.3Naciones como los Estados Unidos pueden usar su conocido potencial militar para forzar a otras naciones del mundo a adherir a sus exigencias.4 5 6 

Muy mal augurio es que la embajadora de Trump ante la ONU, amenace explícitamente a cualquier nación que se oponga a la política de su país, desgraciadamente es el estilo de iniciar negociaciones de algunos yanquis.

El pacifismo, según la RAE, es el conjunto de doctrinas encaminadas a mantener la paz entre las naciones.1 Se opone a la guerra y a otras formas de violencia a través de un movimiento político, religioso, o como una ideología específica. Algunos de los medios de los que se vale el pacifismo en la búsqueda de sus fines son: La no violencia activa, la diplomacia, la desobediencia civil, el boicot, la objeción de conciencia, las campañas de divulgación y la educación por la paz.La no violencia es tanto una ideología como una práctica ético-política que rechaza el uso de la violencia y la agresión, en cualquiera de sus formas. Se opone al uso de la violencia como medio (método de protesta, práctica de lucha social, o como respuesta a la misma violencia) y como fin (por ejemplo, para lograr un cambio social o político) porque considera que todo acto violento genera más violencia. Se trata de una opción alternativa que pretende "humanizar" la sociedad, apostando y valorando el poder de la vida ignorar ni prevenir los conflictos. Desde esta perspectiva, la obtención de los logros en la lucha social es posible porque considera que el poder de los gobernantes no es eterno ni indestructible sino que depende del consentimiento de la población. La acción no violenta busca disminuir ese poder, cuando considera que se ejerce injustamente, retirando el consentimiento y la cooperación.

El antimilitarismo es la ideología que se opone al militarismo, el ejército, las fuerzas armadas así como cualquier otra forma de ejercicio de la violencia o planificación de la agresión por parte del Estado, considerándolas como instrumentos de opresión. La oposición principal es contra la existencia del ejército, máxima expresión del militarismo, y también por los valores que generalmente representa y fomenta: xenofobiasexismohomofobiajerarquizaciónsumisión, dominación, opresión, dependencia y nacionalismo que desembocan en la guerra.1La oposición al militarismo, los ejércitos y la guerra implica la defensa de valores como la participación, la democracia participativa, el apoyo mutuo y el necesario diálogo entre las personas y sociedades, imprescindibles para una convivencia en paz. Si bien muchos antimilitaristas son no-violentos, existen antimilitaristas que sólo rechazan la violencia institucionalizada, aunque no rechazan la autodefensa, e incluso no rechazan ejercer violencia contra el estado con fines emancipatorios.

Aceptando los hechos de la Biología referentes a las especies depredadoras hay que entender que esto aplica a animales, desde que el ser humano forma instituciones el hecho de que el pez más grande y pesado devora al pequeño, cambia del mismo modo que asociaciones de animales como la piraña, peces que atacan en grupo devorando animales miles de veces más grandes y pesados, en cuestión de segundos. Otros ejemplos son hormigas, termitas y langostas. A la institución militar, como a la monarquía se contrapone el movimiento social de masas, institución medio de realización de las principales revoluciones y guerras mundiales. Un magnifico estudio al respecto es "El verdadero creyente" (The True Believer), libro de Erich Hoffer; se profundiza en la esencia de estos movimientos, sus líderes y fuerzas de unión. De sus muchos conceptos importantes, traduzco:

“Cuando nosotros renunciamos al ego y llegamos a ser parte de un todo compacto, no solo renunciamos a la ventaja personal, también nos deshacemos de la responsabilidad personal. No hay que decir los extremos de crueldad y rudeza a los que un hombre llegará cuando es liberado de temores, angustias, dudas y las vagas agitaciones  de la decencia que desaparecen del juicio individual. Cuando nosotros perdemos nuestra independencia individual en la corporación de un movimiento de masas, encontramos una nueva libertad para odiar, agredir, mentir, torturar, asesinar y traicionar sin vergüenza o remordimiento. En esto se encuentra parte del atractivo de un movimiento de masas. Encontramos en este el “derecho al deshonor, que de acuerdo con Dostoyevsky tiene una fascinación irresistible. Hitler tuvo la opinión acerca de la brutalidad de un individuo autónomo: “Cualquier violencia que no provenga de una firme base espiritual, será titubeante e incierta, carece de la estabilidad que solo puede provenir de la mirada fanática.”


Esto explica otra respuesta humana a la imposición militar, religiosa, cultural  y económica; el TERRORISMO; atentados terroristas, igualmente indeseables y abominables. 

Es pertinente citar:

“En la historia de la humanidad, la guerra siempre ha estado presente. Este drama es cada día mas devastador pues los avances tecnológicos permiten a los violentos producir artefactos cada vez más destructivos. Hoy la amenaza nuclear pone a la humanidad al borde del abismo.
Las guerras y el armamentismo inciden negativamente en la economía de los pueblos al absorber presupuestos que deberían ir a educación, sanidad, cultura y a mejorar la vida. Sin embargo, la influencia que la industria armamentista tiene sobre los gobiernos y la sociedad hace que los países productores de armas presionen para mantener los conflictos y así consumir, utilizar y experimentar con sus armamentos a la vez que disfrazan su codicia con teorías sobre lo inevitable, necesario o incluso lo bonancible de los conflictos armados para sus economías. En los comienzos del tercer milenio, lejos de apaciguarse, los conflictos en diferentes campos (económicos, étnicos o religiosos) tienden a incrementarse. Lo mismo sucede con el terrorismo. A su vez, y muy ligado al modelo que se propone, la violencia en la sociedad civil aumenta llegando a extremos inimaginables años atrás. Si no hay un cambio de dirección, el futuro traerá confrontaciones cada vez más violentas en distintos campos y en todas las latitudes.
Esta más que demostrado que el hambre en el mundo podría resolverse con el 10% de lo que se gasta en armamentos. ¿Podemos imaginar si se destinara el 30 o el 50%, para mejorar la vida de la gente en vez de aplicarlo en destrucción?
Después de siglos de violencia, es difícil imaginar la paz. Sin embargo, ¿por qué no trabajar en esta dirección intencionando cambiar el rumbo de la historia, construyendo un verdadero futuro de paz y no-violencia?
Consideramos que esa es nuestra  responsabilidad como seres humanos.  Definirse contra la guerra tiene sentido, es ético, coherente y urgente, dado el camino que están tomando los acontecimientos. Asumimos esta responsabilidad libremente y la llevamos adelante con todos aquellos que rechazan toda forma de violencia y apuestan por la convivencia, el desarrollo compartido, la democracia real, la tecnología al servicio de la ciencia y la ciencia al servicio del ser humano y de la paz.
A nosotros corresponde denunciar a las minorías violentas, aislarlas y presionarlas para que se redirecionen sus políticas belicistas hacia el desarrollo humano.
 Un mundo sin guerras es un mundo hasta ahora desconocido sobre el planeta Tierra. Eliminar las guerras representará salir definitivamente de la prehistoria humana y dar un paso de gigante en el camino evolutivo de nuestra especie.
Un “mundo sin guerras" es una propuesta que mira al futuro y aspira a concretarse en cada rincón del planeta  para que el  diálogo vaya sustituyendo a la violencia.
En esta aspiración nos acompaña la fuerza de las voces de miles de generaciones anteriores que sufrieron sus consecuencias, y cuyo eco sigue escuchándose hoy en todos los lugares donde las guerras van dejando su siniestra estela de muertos, desaparecidos, inválidos, refugiados y desplazados
¡Ha llegado el momento de hacer oír la voz de los sin-voz, millones de seres humanos que piden por necesidad que se acaben las guerras¡ Podemos conseguirlo uniendo  todas las fuerzas del pacifismo y de la no-violencia activa.
Convocamos entonces tanto a personas como a representantes y miembros de organizaciones, colectivos, grupos, partidos políticos, empresas, a que adhieran a esta declaración y a trabajar cada cual en su campo, a la vez que  a participar en plataformas, frentes y foros, con el fin de generar un gran movimiento que acabe con las guerras y con  todo tipo de violencia.
Trabajemos hoy para garantizar un futuro mejor y salvaguardar a las generaciones venideras.



¡PORQUE CREO EN LA PAZ Y EN UN MUNDO MÁS HUMANO!  ¡POR UN MUNDO SIN GUERRAS"

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